viernes, 11 de octubre de 2013

Coming Out Day

       

     No somos de juegos de azar, no de una manera habitual. Solemos comprar algún décimo de lotería por navidad, algún cupón de ciegos, una primitiva... muy de vez en cuando.
     
     Sin embargo llevamos unas semanas que nos ha dado por comprar un cupón de la ONCE; no todos los días, pero si tenemos ocasión, y vemos a un vendedor(a), allá que probamos suerte. 
     De esta manera hemos coincidido varias veces con uno que se pone justo en la puerta de nuestra cafetería preferida para desayunar. Es un hombre de unos 40 años, tiene un problema en una de sus manos, y parece que la visión no la ha perdido. Como quiera que nuestra nueva afición nos ha llevado a fijarnos, él en su afán de atraer nuestra atención siempre nos ha ofrecido:

- ¡Llévate un numerito rubia!, "pa ti y pa tu cuñá" (la "cuñá" se supone que soy yo).

     La rubia, que no soy yo, se acerca y elige un número (terminado en 1, 9, 8...). Junto a ella, la que no es la cuñada, que soy yo, está de acuerdo con el número elegido o propone otro, si le parece feísimo y que "eso no toca nunca". 
     Así hemos repetido esta escena varios días durante unas semanas.

-¡Llévate un numerito rubia!, pa ti y pa tu cuñá.

     Y nosotras dos, sin ser cuñadas, venga a elegir el cupón y sonreír por la chispa del "ciego": 

-Hazle caso a tu cuñá que te va a tocar... 

     El otro día, fieles a nuestra nueva afición, nos acercamos al vendedor y en esta ocasión yo no intervine en absoluto en la elección, me limité solo a esperar al lado de "la rubia". Ella compró el cupón y él señalándome le dijo:

-¿Tu cuñá no quiere hoy ninguno?

  Sin dudar le respondió: 
-No es mi cuñada es mi mujer, mi pareja, estamos casadas.

 De inmediato yo repliqué: 
-Vamos a medias, todo queda en casa...

     La cara del vendedor se transformó, ni rastro de su buen humor y gracieta. Serio y sin articular palabra devolvió el cambio, intentando asimilar lo que esas dos "cuñadas" le acabábamos de confesar (sería una broma, una cámara oculta...).
Nosotras dos nos fuimos sonrientes, charlando tranquilas sin más.


     Este viernes hemos vuelto a comprar nuestro "cuponcito". El señor vendedor nos ha ofrecido varios números y nos ha explicado algo sobre un nuevo sorteo de "sueldazos"... Sin ninguna tensión, relajado y afable, nos ha deseado suerte. 
No ha vuelto a mencionar a la "cuñá". 
Nosotras le hemos deseado un buen día.


     Hoy, 11 de octubre, dicen que es el día internacional de la "salida del armario". Sinceramente, no lo sabía. Me he enterado por tuiter. 
     
La visibilidad es fundamental si queremos vivir nuestra vida y no la que otros quieren. 








 

2 comentarios:

  1. un ciego no es sordo, y un sordo puede ser ciego y el cambio esta en su actitud, sea ciego o sordo; la alegría de ver a dos chicas y poder ser jovial y vender algo de lo que vives es una jerga que anima y alimenta al vendedor ( sea de cupones u otra cosa ), lo que lo hace mas dicharrachero y cómplice con sus compradores diarios, el problema esta en nosotros cuando lo queremos sacar de su mundo ( el que él sea forjado ), ahí viene el cambio de actitud, disculparlo y seguirle comprando el cupón es la única manera de que vuelva a la realidad cotidiana.

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    1. En nuestra realidad cotidiana, ahí es donde funciona la normalidad que tanto ansiamos. Muchas gracias por su comentario, un saludo :))

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