jueves, 16 de septiembre de 2021

Carta a Lukas









24 agosto 2021

 

 

Querido Lukas,

    

    Son las 8 de la mañana. Llevo desde las 5 en planta. Qué poco productivas me han resultado estas tres horas. Ahora estamos haciendo tiempo para irnos a Santa Ana. Me he puesto a escribirte estas letras aquí, en tu cuarto, ese que ya no te gustaba, en el que no tenías más remedio que quedarte cuando te dejábamos solo en la casa. Estoy hablando al Lukas de estos tres últimos años. Al que nos dejó hace unas tres semanas.

   

    Suena bajito en mi iphone el tema L´amour fou de Marcin Wasilewiski Trio & Joe Lovano. Curioso el título. Un amor loco tiene quizás peor prensa que la expresión “estar locamente enamorado”. Como dando a entender que si de verdad amas no hay mejor modo que bajo los efectos de la locura. Y entonces, el adjetivo “loco” convertido en epíteto sería redundante. La razón y el corazón siempre tan mal avenidos. O no. ¿Existe la razón del corazón, aquella que el poeta decía, inasequible al intelecto? ¿Merece la pena amar desde el razonamiento? ¿El objeto de nuestro amor, ser vivo o no, necesita una explicación lógica, analítica, científica? ¿Qué nos activa el amor, de dónde viene, del impulso o de la decisión?

 

    Como ves, te escribo cosas que seguro para ti sobran. A veces me gustaría sentir como tú. Te vinculas sin más. Aceptas lo bueno y confías. Tu desgracia no es motivo de queja o canto lastimero. Si algo te falta, con lo que te demos basta. Tu pureza nos ahoga a los mortales con cabeza, a los eternos dolientes que caminamos cansados durante el trayecto, agotándonos sin descanso, procurando siempre dejar de sufrir. Siempre me pareció que vosotros los animales sabéis algo de lo que nosotros hemos sido excluidos. Nos dieron la razón para que nos creyéramos importantes, nuestra superioridad era el precio que debíamos pagar. Por encima y tan abajo en nuestros infiernos interiores. Dentro estaba la semilla, el germen de nuestra infelicidad.

    

    Y tú, Lukas, qué tipo mas vividor, amigo mío... Qué humano más ejemplar hubieras sido sin renunciar a tu naturaleza. Dicen lo de me gustaría ser la mujer a la que mi perro ama. Yo reclamo ser tú con mi condición humana. Del todo imposible y por ello siempre deseado. La utopía de un mundo donde los seres humanos ladráramos satisfechos a la luna, acompañándonos sin cuestionar, aprovechando la oportunidad de roer un buen hueso. Moviendo la cola, sonriendo a todo lo que nos hace bien. Aceptando el paso del tiempo sin mirar atrás y poniéndonos al servicio de la vida, recostándonos a la sombra en verano o calentitos  bajo la manta en invierno. Mirándonos con la pureza de tus ojos cuando nos mirabas tranquilo, satisfecho, lleno de amor que era de lo que simplemente estabas hecho.






Teo

24 agosto 2021