martes, 19 de junio de 2012

LA RESPUESTA



En qué instante oculto
se derramó el eterno segundo que paró el tiempo
y nos miramos.

Dónde se escondió agazapado el deseo
para saltar sin ser visto, poderoso de su efecto
y deteniendo el pensamiento, libre y ajeno al miedo.

Pudo pasar sin ser visto o fue solo el reflejo
en un universo paralelo donde la luna enloqueció
bajo el influjo del viento, de la tierra y de la sal.

Cómo no lo vimos, si estábamos tan calladas,
cómo sucedió con los acordes del jazz
y la suave caricia de tu mano sobre mi sonrisa tan tímida,
y aún así...

En esa esquina anduvimos posadas,
almas gemelas que se citan a ciegas,
viejas amigas que se encuentran o acaso
se veían por primera vez , desnudas
con un equipaje tan pesado, lleno de humo.

Dónde pusieron los relojes en hora,
quién dio la alarma y por qué nos despertamos.
Si alguien lo hubiera imaginado, no lo habría dicho jamás,
¿quién relataría un sueño hecho de melancolía y tan lleno de besos?

Cuándo rompimos los espejos
y se concentró la luz en mil colores
y formas caleidoscópicas, encerrándonos en ellas
para siempre.

Qué oculta sirena nos cantó hasta la madrugada.
Cuándo descubrí tu isla y la ocupé
siguiendo la ruta del que quiere un árbol y su sombra,
un jardín y una montaña y todo el mar con su agua.

Si es posible o no,
no es el misterio,
no es la causa, no es el efecto.
No tiene magia un laberinto de deseo.
No es simple, no es complicado.

Descifra el rumor del viento...
allí donde se mecen las miradas.

Teo

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