jueves, 26 de abril de 2012

FUERA DEL ARMARIO

     De nuestros 25 años juntas, los más felices han sido, sin duda, los años fuera del armario. En 1986 no se podía salir fácilmente del armario. Si sacabas un poquito la "pata" podías tener más de un problema. De esa forma, nos convertimos en las eternas íntimas amigas inseparables y siempre excusándonos por no conseguir un novio. 
     Después, tras unos 5 años de dobles vidas, ocultaciones y follones varios a nivel familiar; empezamos a decirlo, primero a amigos, luego a algún familiar y así, tímidamente ese círculo íntimo fue haciéndose cada vez más grande. Visto ahora puede incluso parecer chocante, pero en aquellos años nada era natural.
     El darnos a conocer como pareja cada vez a más gente era para nosotras subir un peldaño más en la escalera de nuestra libertad, de nuestra dignidad personal y como pareja. Tener sitio en una sociedad que siempre nos había ignorado; que nunca nos había visto porque nosotras nos habíamos preocupado muchísimo de que eso no ocurriera.
     El cambio debido a la visibilidad es semejante a la puesta en libertad de un preso condenado injustamente. Nuestra condena finalmente fue levantada por nosotras mismas; arriesgando y a veces sufriendo algún que otro ataque homófobo. Pero cuando nos dieron nuestros derechos como ciudadanos iguales a todos, pudimos vernos íntegras y dignas, orgullosas de nuestras vidas, de nuestra pareja, ya sin diferencia legal respecto a otras.
     Las que ya tenemos unos años miramos atrás y se nos ponen los vellos de punta. Muchos dicen: qué valientes fuisteis, qué fuerza tuvisteis para luchar por esto; no dejarse vencer por las adversidades, la oposición y la condena de familias, trabajos, amigos, vecinos... Todo eso parece ya muy lejano. Pero no hace tanto como para no recordar la punzada que sentía en el pecho cada vez que tenía que negar o ocultar mi relación con una mujer.
    Valientes, no sé. Ahora creo que algo de eso fuimos, pero como Judas, nos negamos tantas veces... Orgullosas, sí que nos sentimos. Porque empeñarse en ser felices a pesar de todos los obstáculos, creer en el amor que nacía cada segundo entre nosotras; unirnos para enfrentarlo todo y finalmente conseguir una estabilidad y reconocimientos legales; creo suficiente razón como para estarlo. Orgullosas de ser lo que somos, SIEMPRE.
     Actualmente, cuando de modo natural nos presentamos como un matrimonio más: en nuestro banco, en el médico, en cualquier situación de la vida cotidiana; es alucinante comprobar que hay gente de todos los tipos. Unas con naturalidad lo integran; otras parecen que el morbo les puede y no saben si preguntar cómo, dónde, por qué, cuándo y además si no lo aparentáis (¿?). Otros sin más empiezan a tragar el sapo, disimulando que todo está bien e intentando convencerte de que ellos respetan a todo el mundo. Frase que no creo necesaria si no vas a traicionarla.
     En fin, que cada día estamos más felices de ser visibles y defender lo que nunca nos debieron de negar. Guste más o guste menos, estamos, somos, existimos, se nos ve en la calle, en el trabajo, en el parque, en la escuela, en la universidad, en las redes sociales, en la tele, en las series, en las películas, en todos y cada uno de los rincones del mundo. No hay armario para tantas, no lo queremos, se cae de puro viejo.